Con la llegada del otoño es recomendable una revisión general del estado del vehículo. El buen funcionamiento de todos los elementos es vital para mantener unas condiciones óptimas de seguridad ante la disminución de las horas de luz, el descenso de las temperaturas y el aumento de las lluvias.
Con el cambio de estación, muchos componentes del vehículo pueden sufrir problemas o averías. Desde la red de talleres Confortauto aconsejan una inspección preventiva con el fin de localizar cualquier incidencia a tiempo y no correr ningún tipo de riesgo.
Neumáticos. Con el otoño bajan las temperaturas y llueve con más frecuencia, por lo que es habitual encontrarse con el asfalto mojado cuando se circula. La revisión de los neumáticos es primordial en esta época del año para evitar efectos como el aquaplaning. Examinar su estado, presión y dibujo es fundamental, pues de lo contrario la unión con la carretera será frágil.
Sistema de alumbrado. Las jornadas diurnas se acortan y comienza a anochecer antes, por ello, es muy importante revisar el alumbrado y la señalización de coche: luces delanteras, de posición, de cruce y de carretera, luces traseras, de posición, de freno y los intermitentes.
Escobillas. Las escobillas limpiaparabrisas son, junto con el alumbrado del vehículo, el mejor seguro de vida en condiciones climatológicas adversas. De ellas depende la visibilidad, y en otoño, cuando las precipitaciones aparecen de forma repentina, esta visibilidad puede verse comprometida si las escobillas no están en perfecto estado. Aunque en verano se le hayan dado poco uso a los limpiaparabrisas, hay que revisarlos y sustituir las escobillas si estuvieran en mal estado.
Líquidos. Después de hacer kilómetros en verano, y de haber sometido al coche a los rigores del calor, es recomendable revisar el estado de los líquidos del vehículo y reponerlos cuando sea necesario. No se debe pasar por alto el líquido de frenos y aceite lubricante. Tampoco hay que descuidar el líquido limpiaparabrisas y el anticongelante.
Batería. Es la fuente de energía que se encarga de que el motor y los sistemas eléctricos funcionen. Tras un verano con intenso calor, las baterías quedan debilitadas para cumplir con su trabajo cuando llega el frío, siendo recomendable revisarlas en otoño.
Frenos. Junto a los neumáticos, los frenos y amortiguadores completan el 'Triángulo de seguridad' del vehículo. Estos tres sistemas están estrechamente relacionados entre sí, de tal manera que el mal funcionamiento de uno de ellos también afecta al rendimiento de los otros. Tras el verano, es posible que se haya dado un uso intensivo al vehículo, con lo cual las pastillas y discos de freno habrán sufrido un serio desgaste. Si al conducir se observan síntomas como ruidos o vibraciones al frenar, que el pedal de freno se hunde, está muy duro o pierde capacidad de frenado recorriendo más distancia de para detener el coche, se debería someter el vehículo a revisión lo antes posible.
Amortiguadores. La suspensión se encarga de absorber las irregularidades del suelo y de asegurar que los neumáticos estén siempre en contacto con el firme. Uno de los elementos que determinan la suspensión son los amortiguadores. Éstos se deterioran progresivamente con el uso, de forma que se deben revisar en un taller de confianza cada 20.000 km o en caso de observar cualquier alteración.
Filtros. Cambiar a tiempo los filtros del automóvil es clave para evitar que el coche no sufra desgastes prematuros o graves averías. Los filtros son cuatro: aceite, aire, combustible y habitáculo. El buen mantenimiento de cada uno de ellos hará que la vida del vehículo sea más duradera y que su rendimiento sea mayor. Entre otras cosas, los filtros en buenas condiciones contribuirán a conservar el motor, disminuir el consumo y no dañar el medio ambiente.
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