El uso de los datos asociados a los coches conectados podría generar un negocio de hasta 750.000 millones de dólares en 2030, según una estimación hecha por McKinsey en un informe que ha recogido Faconauto en su página web. Las startups, operadores de movilidad alternativa, aseguradoras, operadores de infraestructuras o empresas que gestionan datos jugarán un papel importante en este mercado, pero también los fabricantes de coches “tradicionales”.
En opinión de McKinsey, los fabricantes tendrían un buen reto por delante porque están acostumbrados “a ciclos de producción de siete años, a tener control sobre toda la cadena de valor y a tener poca interacción con el cliente final. Además, suelen entregar productos y servicios con capacidades digitales limitadas”, señala el informe.
La consultora iguala a todos estos actores cuando habla del mayor impedimento para sacar dinero del Big Data: los ocupantes del coche y cómo se adapten a esta situación, ya que, por ahora, suelen describir los sistemas actuales como “torpes”. En este sentido, McKinsey apuesta por el uso de la voz para que los pasajeros interactúen con sus coches.
En general, los consumidores están interesados en activar funcionalidades de datos para hacer su movilidad más segura y eficiente, de forma que les permita ahorrar tiempo y dinero. Incluso contemplan de posibilidad de hacer un desembolso porque ven un retorno inmediato. Sin embargo, el monetizar estos datos no cae igual de bien en todos los países del mundo, advierte el estudio de McKinsey; por ejemplo, los chinos están muy dispuestos a compartir sus datos, mientras que a los alemanes casi les preocupa más su privacidad.