El tráfico rodado genera alrededor de tres cuartas partes de la contaminación del aire en zonas urbanas, mientras que el exceso de emisiones contaminantes por parte de los vehículos es la causa del 11% de defectos graves por los que un vehículo no supera la ITV, lo que le convierte en la cuarta causa principal de rechazo de un vehículo en primera inspección, solo por detrás de alumbrado y señalización, ejes, neumáticos y ruedas, y frenos.
Por tipología de vehículo, Aeca-ITV señala que son los turismos particulares quienes presentan una mayor frecuencia en defectos graves por emisiones contaminantes, registrando en este apartado el 14% del total de sus fallos técnicos graves. Le siguen de cerca las motocicletas y los turismos de uso profesional, en los que un 11,3% y un 10,6%, respectivamente, del total de sus fallos técnicos graves son en ese capítulo.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos tres millones de muertes al año están relacionadas con la contaminación del aire en las zonas urbanas, más del doble de los 1,25 millones de víctimas mortales por accidentes de tráfico que se producen al año. En el caso de España, y de acuerdo a la Agencia Europea del Medio Ambiente (Aema), la polución está relacionada con la muerte de más de 27.000 personas al año, en comparación con las 1.160 víctimas mortales por accidentes de tráfico, en base a los últimos datos publicados por la DGT.
Por otro lado, Aeca-ITV recuerda que actualmente varias empresas de ITV, en colaboración con distintos fabricantes de equipos, están desarrollando nuevas técnicas de comprobación de las emisiones contaminantes que provocan los vehículos. A su vez, la asociación es miembro del Comité Internacional para la Inspección Técnica de Vehículos (CITA, por sus siglas en francés), que viene impulsando diversos proyectos para la mejora tecnológica de las inspecciones técnicas de vehículos. Uno de ellos, el SET II (Test de emisiones sostenibles), pretende impulsar un procedimiento para llevar a cabo la medición de emisiones, tales como los óxidos nitrosos (fuente del escándalo de Volkswagen) o las micropartículas, así como detectar la manipulación, desconexión o desmontajes fraudulentos que determinados talleres han venido practicando sobre los dispositivos anticontaminación.