Hoy nos subimos a lomos de una de las motos más deportivas de la actualidad, pero que al mismo tiempo es de las más fáciles de llevar, se trata de la BMW S1000RR.
Esta es la segunda generación de la BMW S1000RR. El nuevo modelo ha sido revisado en su totalidad y sus cambios se centran en su electrónica, heredada directamente de la competición, parte ciclo (chasis/cotas), en la optimización del propulsor y parte estética. Esta moto sigue siendo una de las que mejor relación peso/potencia tiene, ya que dispone de 199 equinos para tan solo 206 kg.
Estéticamente se ha visto renovada de manera que ahora su aspecto es más afilado, sobre todo en su parte frontal, sus ópticas asimétricas se cambian de lado y el escape se renueva por completo, siendo más largo, más ligero y siguiendo la línea de otros escapes diseñados por la marca bávara. Sigue manteniendo en esencia ese aspecto inconfundible, trasgresor y deportivo que la hizo famosa en ediciones anteriores.
Este modelo cuenta de serie con acelerador electrónico, ABS de desconexión parcial/total, control de tracción también desconectable, anti-wheelie y el sistema de suspensiones inteligentes DDC (Dynamic Dumping Control). Cuenta con tres diferentes mapas de motor: Race, Rain y Sport, ajustando los sistemas de seguridad, dependiendo del modo elegido. También adapta su funcionamiento, dependiendo del modo seleccionado, las suspensiones, freno motor, curva de potencia, limitador de levantamiento de la rueda trasera en frenadas extremas y el anti-wheelie.
De modo opcional contamos en la BMW S1000RR con el paquete Pro, en el que podremos optar por otras dos opciones más de mapa motor, Slick y User, enfocadas a rodar en circuito.
Todas las funciones se controlan a través de una pantalla LCD, dónde tenemos toda la información imaginable excepto el nivel de gasolina, raro no?. Toda esta información y mucha más se despliega de forma “sencilla” desde los pulsadores alojados en la piña izquierda.
El propulsor tetracilíndrico en línea de mil centímetros cúbicos es la piedra angular de la moto, dosificable, suave a bajas revoluciones y rabioso cuando es necesario. El cambio de marchas es duro, preciso y muy bien escalonado, la sexta marcha tiene un desarrollo largo, pero abierto, lo que permite circular a baja velocidad sin tirones.
El consumo obtenido en la prueba rondaba los 7 litros, nada exagerado, visto lo que se puede hacer con esta moto. Eso si, en conducción deportiva la cifra seguro que es de dos dígitos.
La BMW S1000RR 2015 no es cómoda como es de esperar de una hiperdeportiva, para el piloto la posición es algo forzada, pero nos adaptamos, en el caso de llevar pasajero, se convierte en un acto de fe por su parte, va incómodo, inseguro y a la merced del viento, es una experiencia algo dura.
La suavidad de su mejorado propulsor, sumado a la cantidad de ayudas electrónicas, te dan un plus de seguridad y se conduce sin problemas, toma las curvas sin rechistar y sin duda es la mejor hiperdeportiva para un uso “normal”, o sea ir al trabajo, al Gimnasio,.. Incluso en ciudad sorprende lo dócil que es.
En carretera abierta, la moto va sobrada siempre, nunca podremos llegar a sus límites en tramos con circulación abierta, haría falta una autopista Alemana sin límite de velocidad para ver si tenemos suficientes agallas para apretarla a tope. En carreteras reviradas sorprende su agilidad y capacidad de frenada, a parte de lo permisiva que es con nuestros errores de pilotaje, una maravilla vaya.
Conclusiones. BMW ha puesto todo su saber tecnológico y de carreras y ha creado una moto impecable, muy deportiva pero que permite conducirla, sin necesidad de estar pilotando todo el rato, es una Super Bike matriculada, con un precio algo alto 18.700 euros, pero que vale cada euro.
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