Siete de cada diez espera que en 25 años el salpicadero se sustituya por una pantalla controlada por voz. Aunque ya hay un prototipo de coche autónomo recorriendo las carreteras españolas, los conductores no terminan de ver el futuro de esta tecnología. De hecho, el 34% afirma abiertamente que no soltará el volante porque no se fía, de manera que el piloto automático, más que venir de serie, formará parte del equipamiento opcional de los vehículos en el plazo de veinticinco años, según la cuarta edición del estudio europeo ‘El Coche del Mañana’ elaborado por AutoScout24.
El informe –que recoge las expectativas de cerca de 9.000 conductores de siete países europeos, entre ellos España, sobre la que será la movilidad del futuro- pone de manifiesto cómo a pesar de que el coche autónomo podría rebajar el coste de los seguros, la idea de ceder a ciegas el control al propio vehículo no sólo no termina de calar entre los usuarios, sino que pierde adeptos a medida que se desarrolla. Concretamente, atrae al 21%, frente al 35% del año pasado.
Así, al trasladarnos a 2040, nos encontramos con que el piloto automático más que el chófer habitual es un sustituto ocasional del conductor. Concretamente, cerca de la mitad de los automovilistas hace uso de la conducción autónoma en trayectos urbanos muy concretos, de poco recorrido y a baja velocidad, como por ejemplo el trayecto al colegio de los niños.
Curiosamente, los españoles son más reacios a ceder el control total del coche que los europeos. Tanto es así que casi seis de cada diez pone como condición sine qua non para desplazarse en un coche con piloto automático tener la libertad de elegir cuándo y dónde utilizarlo.