En 2008, poco antes de sacar al mercado su primer iPhone, el creador de Apple, Steve Jobs, ya estaban considerando la posibilidad de fabricar un potencial “iCar”. Esto es lo que ha revelado el vicepresidente de Apple, Tony Fadell, en declaraciones a la agencia Bloomberg.
Fadell apunta que tuvieron varias conversaciones al respecto, preguntándose cómo sería ese hipotético coche, cómo sería el salpicadero, con qué combustible se movería etc. Pese a estas conversaciones, Jobs decidió no seguir adelante en ese momento porque la industria de la automoción estadounidense se encontraba en la peor crisis de su historia y Apple quería, sobre todo, posicionar su iPhone.
Desde la muerte de Jobs, en 2011, muchas cosas han cambiado. Las ventas de coches en Estados Unidos viven el mejor momento de su historia y su competencia, como Google o Uber, no descarta fabricar un coche. Por ello, vuelve a sonar con fuerza la posibilidad de que la marca de la manzana aborde el proyecto. De hecho, Apple ha formado un equipo de trabajo compuesto por cientos de personas, incluyendo ingenieros, expertos en baterías y en robótica. Se habla de que su coche podría estar listo para 2020. No es por falta de dinero; la marca tiene 200.000 millones de dólares en caja.
Fadell justifica esta apuesta diciendo que un coche no se diferencia mucho de un movil: ambos tienen una batería, un ordenador y una estructura mecánica. El reto ahora, apunta, es la conectividad y cómo los coches se van a convertir en autónomos.